(...)
3. “CONSECUENCIAS DE LA SIMETRÍA INCONSCIENTE EN EL
PLANO EMOCIONAL, EDUCATIVO, VOCACIONAL Y SOCIAL.
Las dificultades que atraviesan los padres para sostener y crear nuevos
modelos de autoridad y contención en las familias -en el marco del
desconocimiento de la simetría inconsciente como cambio de la subjetividad- se
potencian y realimentan continuamente con las múltiples presiones y
transformaciones del contexto. La sociedad post-industrial, flexible,
globalizada, necesita de una subjetividad simétrica, flexible, volátil, fluida,
individualista, hedonista, consumista, donde los niños desde pequeños -tratados
como iguales- puedan tomar sus propias decisiones como consumidores.
La amenaza permanente de exclusión, la incertidumbre y la falta de
certezas, el cambio de valores y paradigmas de la posmodernidad, el “fracaso”
de los caminos tradicionales de ascenso social a través del trabajo y el
estudio, la presión permanente del mercado y los medios de comunicación hacia
el consumismo, exitismo, hedonismo, individualismo y facilismo, en el marco de
un estado debilitado en su función reguladora se unen a los déficit de
formación que arrastran de la educación secundaria produciendo nuevas
sintomatologías emocionales, educativas y vocacionales que redundan en
cronicidad o abandono de los estudios, e incremento de la marginalidad entre
los jóvenes:
·
Hiperexigencia, intolerancia a la
frustración y temor al fracaso.
·
Desmotivación, desinterés y
apatía ante el mundo del afuera.
·
Fragilidad y falta de
consistencia de sus intereses vocacionales.
·
Desconexión emocional de sí
mismos y del mundo exterior.
·
Conductas fóbicas en el estudio y
ante el compromiso con una carrera.
·
Fuertes dificultades de
aprendizaje.
·
Deterioro del pensamiento
abstracto y simbólico.
·
Contagio emocional, impulsividad
y violencia
·
Marginalidad y abandono de los
estudios superiores
Estas nuevas sintomatologías emocionales,
educativas y vocacionales fueron analizadas en “Desmotivación,
insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes. Orientación Vocacional y
Vínculos Familiares” dentro de la Colección Familia/s que dirige
Eva Giberti enla Editorial Noveduc. Retomaremos sus conceptos centrales
agregando nuevos desarrollos.
1. Hiperexigencia, inmediatez, intolerancia a la
frustración y temor al fracaso.
Desde la posición de adultez y saber en la que están ubicados
inconscientemente los jóvenes se exigen “saber” y si no lo logran, se
desmotivan y desvalorizan profundamente. La posición de simetría genera una
gran hiperexigencia, intolerancia a la frustración e intensos bloqueos frente
al proceso de aprendizaje. En el momento de la elección de la carrera no existe
la idea de proceso ni el permiso para poder equivocarse. Cualquier frustración
es vivida como fracaso. Asimismo cualquier comentario adulto es vivido como
crítica y desvalorización, produciendo una baja en su autoestima y también
reacciones de violencia y abandono del hogar como las adolescentes que dejan su
familia porque el novio no es aceptado. (“Me fugué porque no aceptaban a mi
novio, Clarín. 22-08-04). Este lugar de “grandes” en el interior de sus casas,
los paraliza en el mundo del afuera. Los jóvenes tienen un gran miedo al
fracaso que los paraliza en sus proyectos y elecciones de carrera. Se hacen
cargo masiva, concreta y puntualmente del mandato de éxito que transmite el
mercado de consumo y los medios masivos de comunicación y también del temor de
sus padres que presionan por carreras que les aseguren “el éxito” como si esto
fuese atributo de alguna carrera. También se atemorizan frente al mundo del
trabajo y aún estando recibidos no toleran la idea de equivocarse, tienen
que saber antes de aprender, y esto los hacer rechazar posibles trabajos
profesionales y vegetar en tareas como por ej. telemarketer por debajo de sus
posibilidades de capacitación y formación. La posición de simetría ubica a los
jóvenes en una posición de omnipotencia, en la cual está ausente la
idea de proceso, de aprendizaje, por la cual se sienten terriblemente exigidos
a no fallar, a no equivocarse. Según una encuesta de Gallup, la mitad de
los jóvenes entrevistados entre 1000 personas de 18 o más años padecen stress,
falta de energía o depresión en el último año (La Nación 23-10-07).
2. Desmotivación, insatisfacción, desinterés hacia
el mundo del conocimiento, intereses frágiles e inconsistentes.
Al estar ubicados internamente en un lugar de saber
nada les resulta lo suficientemente motivante o interesante. Estudiar se
convierte más en obligación derivada de las presiones del medio que una
verdadera motivación hacia el conocimiento. Los intereses vocacionales a partir
de allí resultan frágiles e inconsistentes. Más del 40 % de 1000 jóvenes
encuestados por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano
entre octubre de 2003 y febrero de 2004 manifiestan “estudiar a desgano la
carrera elegida”. El 50% de los jóvenes inscripto en el CBC de la
UBA abandona sus estudios antes de acceder a la carrera y sólo el 20% de los
matriculados en todo el sistema universitario de grado y pregrado se recibe
cada año (SPU-Ministerio Educación). El
25% de los estudiantes que se anotan cada año en las universidades estatales no
aprobó ninguna materia el año anterior y casi el 20 % en las privadas. (La
Nación 16-3-08).
3. Desconexión emocional y apatía.
La excesiva cercanía e indiferenciación de los
vínculos actuales, refuerza los temores a la indiscriminación propios de la
adolescencia, obligando a los jóvenes a desconectarse emocionalmente de sus
padres para encontrar algún tipo de separación. Pero lo que debía ser un
mecanismo de defensa instrumental se convierte en un estado cuasi permanente.
Este proceso de desconexión les impide la conexión consigo mismos y con sus
propios intereses vocacionales y se extiende al resto del mundo externo
produciendo desgano, apatía y desinterés general por el mundo del afuera. A
partir de allí nada va a resultar “lo suficientemente interesante”. Este mismo proceso de desconexión aparece en los
embarazos adolescentes donde la desconexión es tan grande que pueden llegar a
cursar gran parte del embarazo sin darse cuenta.
4. Desconexión emocional, impulsividad y fallas en
el pensamiento simbólico. Dificultad para jerarquizar en el aprendizaje y en la
vida cotidiana. “Todo vale igual”. Visión distorsionada de la realidad.
La falta de incorporación de las jerarquías
grande–chico dentro de la familia genera dificultades importantes para
diferenciar, categorizar, simbolizar y jerarquizar tanto en el aprendizaje
sistemático como en la vida cotidiana. Cualquier frustración puede ser
maximizada y cualquier comentario puede ser tomado en forma literal, generandoangustia,
impulsividad y reacciones desmesuradas. Las palabras pierden su dimensión
metafórica y adquieren dimensión de cosas
por eso los chicos y
jóvenes puedenfragilizarse y violentarse
ante los comentarios de padres, profesores o de los propios compañeros. La
simetría produce una visión distorsionada de la realidad donde solo vale la
propia percepción. La desconexión emocional de sí mismos y las fallas en la
posibilidad de simbolizar y jerarquizar, explican reacciones violentas como las que
se observan cotidianamente, que pueden llegar hasta el asesinato. Un chico de
12 años puede planificar la muerte de un compañero que lo ofende con sus burlas
(Crimen de Ituzaingó, Clarín 2-10-07), un alumno puede apuñalar a otro en una
escuela de Villa Gesell (Página 12, 28-3-08), otro adolescente de 15 años en
Misiones, asesina a su compañero de 16 durante una discusión por una chica a la
salida del colegio (La Nación, 5-4-06); una chica de 13 años es agredida a
golpes y patadas por sus compañeras que la consideraban “muy linda” y termina
con la nariz fracturada en San Isidro; en Sta Fe, otra joven recibió cortes en
la cara( Clarín, 5-4-08) y siete adolescentes cordobeses pueden prenderle fuego
salvajemente a un joven con retraso mental “para divertirse”(Clarín, 17-4-08)
entre otros múltiples y graves episodios cotidianos.
5. Conductas fóbicas frente al estudio y el
compromiso con una carrera.
La falta de límites provoca una multiplicidad de síntomas y ansiedades
fóbicas que aparecen en la situación de estudio, en los exámenes y ante el
compromiso con una carrera. La idea de estudiar una carrera les despierta
fuertes sensaciones de encierro, agobio o aburrimiento. Sienten un gran temor a
quedar atrapados en la carrera elegida, tienen miedo a asfixiarse, a perder su
libertad, a que el estudio les impida hacer otras cosas, como estar con los
amigos, jugar al fútbol, tocar la guitarra o tener tiempo para no hacer nada.
Otros experimentan esas mismas vivencias claustrofóbicas durante el cursado de
sus carreras. Muchísimos jóvenes no logran avanzar en sus carreras porque sus
conductas fóbicas y evitativas les impiden estudiar. A menudo consultan
pensando que se equivocaron de carrera cuando lo que les pasa es que no logran
sentarse a estudiar, no pueden concentrarse ni organizar un método de estudio
medianamente eficaz, se angustian, se duermen, desarrollan técnicas evitativas
y se distraen permanentemente. Por otra parte la mayoría de los estudiantes
arrastra también graves problemas de aprendizaje del nivel anterior que también
perjudican su adaptación a los estudios superiores.
6. Simetría y mimetización masiva inconsciente con historias de los padres.
Simétrico es idéntico, la falta de separación e individuación entre padres
e hijos los hace mimetizarse masiva e inconscientemente con las situaciones
vitales, edades, historias y situaciones traumáticas no elaboradas de padres y
abuelos. Esto que se vivencia cotidianamente en la clínica se puede observar
también en los dibujos proyectivos de los jóvenes, en sus propios comentarios y
relatos descriptivos, en la inestabilidad o carencia de apoyos, en las heridas
y edades de sus árboles que coinciden en gran medida con las edades de padres y
abuelos y también con sus situaciones traumáticas.
7. Simetría y Violencia en las escuelas: contagio emocional, desprotección
frente a la violencia del afuera.
La excesiva cercanía e indiscriminación con los padres los hace contagiarse
de sus estados emocionales, carecer de figuras protectoras frente a la
violencia del afuera. Se produce una verdadera potenciación entre la simetría
interna de los jóvenes y las situaciones de violencia de la sociedad actual. La
desconexión y distancia emocional con los padres deja a los hijos sin barreras
de protección y los expone a todo tipo de contagio emocional y por lo tanto
a todo tipo de actuaciones. Muchísimas situaciones de violencia en las
escuelas son el resultado de la sobrecarga y contagio emocional con situaciones
cotidianas de los padres, compañeros y de los estímulos externos, incluyendo la
suministrada por los medios masivos de comunicación, video juegos y nuevas
tecnologías interactivas. A los efectos masivos del cine y la TV se le agrega
el de las nuevas tecnologías interactivas donde las agresiones y burlas entre
jóvenes y a docentes son subidas a blogs y videos on-line como You Tube,
produciendo un efecto inmediato de estímulo y contagio.
Mucho se ha escrito acerca de la pérdida del poder socializante de los
padres a expensas del mercado del consumo y de los medios masivos de
comunicación. Pero es importante señalar que este poder se hace fuerte y
avasallante, sólo allí donde los padres han perdido su capacidad de protección
y diferenciación. Cuando los hijos quedan ubicados como iguales, quedan
interiormente solos, sin puntos de apoyo ni capacidad para diferenciar y
jerarquizar entre los estímulos del afuera.
Un estudio realizado en el 2008 por las
Universidades Nacionales de Bs. As. , Rosario, La Plata, Córdoba, Comahue, Mar
del Plata, San Luis, y Tucumán, encargado por el Ministerio de Salud de la
Nación, entre 5.697 chicos y chicas de 6 a 11 años de 87 escuelas públicas y
privadas, concluyó que el 15 % de los chicos está en una situación de alta
vulnerabilidad psicológica, el 4,3% muy alta y el 28% en vulnerabilidad
mediana. El mayor problema es la agresividad con el 46% de los casos, el
43% tienen ansiedad y depresión, y el 41% problemas sociales y de atención. (Clarín
6-4-08).
Según otro estudio sobre violencia en la escuela
media realizado por investigadores del Instituto Gino Germani de la
Facultad de Ciencias Sociales de la UBA entre 4971 alumnos de escuelas públicas
de 21 provincias argentinas, el 52% de los alumnos sufre o ejerce violencia.
El 17% de los casi 5000 estudiantes consultados dijo haber cometido un acto de
violencia en el último año como golpear a un compañero, amenazar u obligar a
otro a hacer algo indeseado para hostigarlo.
8. Deterioro del acceso al pensamiento abstracto.
La falta de límites y jerarquías internalizadas dentro de la familia se
traduce en un deterioro de sus funciones lógicas que luego impide o dificulta
la comprensión y manejo de las categorías abstractas de los estudios superiores
como se observa en los fracasos masivos a las universidades nacionales. Un
estudio de Elida de Gueventer [3] realizado en 1995
entre los jóvenes escolarizados en los mejores colegios de Capital y Gran
Buenos Aires demostró que entre 1971 y 1995 las funciones lógico-abstractas
habían pasado de un 71 % de los jóvenes que alcanzaban el nivel esperable al
17,8 %. Y estamos hablando de 1995 y de los jóvenes que tienen acceso a una
educación privilegiada, pensemos que pasará ahora en 2009, entre sectores mucho
menos favorecidos y también en el resto del país. Por eso es que, por más
campañas que se hagan para volcar a los jóvenes hacia las ciencias básicas y
las ingenierías, las fallas en su pensamiento lógico-abstracto les impiden
sentirse preparados o atraídos por estas carreras. Esto también explica que los
jóvenes se vuelquen cada vez más, hacia carreras más prácticas, concretas, que
requieren una menor utilización del pensamiento abstracto, como gastronomía,
turismo, organización de eventos, producción de radio y TV, diseño gráfico, relaciones
públicas, diseño de indumentaria, etc.
9. Abandono de las carreras, fracaso en los
estudios. Pasividad, desubicación y
marginalidad.
Las secuelas de la simetría (hiperexigencia,
desconexión emocional, desmotivación, apatía, desinterés, intolerancia a la
frustración, fallas en el pensamiento lógico, en la actitud y disposición ante
el aprendizaje, conductas fóbicas ante el compromiso con la carrera y el
estudio y etc.) se combinan con las grandes déficits de las formaciones
anteriores y las múltiples presiones del contexto, determinando finalmente el
fracaso en los estudios y/o el abandono de las carreras. Los
efectos de la simetría se potencian con la reducción del mercado laboral y el
aumento de los requerimientos de acceso al mismo, acrecentando el número de
jóvenes que ingresan en la marginalidad. En mayo del 2003 de acuerdo a datos
del Indec eran 1.413.537 los adolescentes” entre 15 y 29 años que no trabajaban
ni estudiaban en la Argentina. Hoy según datos oficiales todavía hay más de un
millón de jóvenes que están en esta misma situación.
(...)
Por: Claudia Messing, em 5/1/2010
Retirado de DePsicoterapias.com
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